El tercer acuerdo: No hagas suposiciones
Tendemos a hacer suposiciones sobre todo y, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto.
El hecho de suponer implica creer que todos los demás piensan, sienten y viven igual que nosotros, y no es correcto. Cada persona ve la vida a su manera. Si no preguntamos, como tendemos a necesitar respuestas, las imaginamos. Esto conduce a muchas disputas y malentendidos con las personas.
También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, quizá por no habernos hecho preguntas antes sobre lo que realmente queríamos y si verdaderamente era nuestro deseo lograrlo.
¡No hagas suposiciones: da un primer paso y atrévete a preguntar!
El único camino existente para dejar de suponer es preguntar. Sería muy conveniente hacerlo siempre, tantas veces como haga falta.
Para evitar desencuentros y sufrimiento, es fundamental que los demás sepan lo que queremos y que también nosotros sepamos lo que quieren los demás. Si somos claros, nuestras palabras se tornan impecables.
Con una comunicación clara, las relaciones cambian y dejamos de sufrir por ellas.
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