CÓMO TE HABLAS

Mejor amigo o peor enemigo

Puedes ser tu mejor amigo o tu peor enemigo sin que te des cuenta. Todo depende de lo que digas, porque tu mente va a creer firmemente lo que escuche de tu boca.

Como ya he comentado en otro post (avanzando hacia el cambio), si te  dices que no puedes, no podrás; si crees que esto no es para ti y en tu diálogo interno lo repites, finalmente no harás ningún esfuerzo por conseguirlo y no será para ti.

Pero, además de cómo nos hablamos, también sería muy apropiado tener en cuenta cómo hablamos con los demás, ya que nuestra mente lo registra todo. El cuerpo es una caja de resonancia donde la vibración de todas las palabras que emitimos quedan registradas en nuestra psique.

Si al mantener un diálogo hablamos desde la queja, nuestra mente inconsciente percibirá y creerá que algo anda mal en nuestra vida.

Si se critica o se habla mal de alguien, las palabras que emitimos quedan registradas como si habláramos de nosotros mismos, por lo que a nivel inconsciente esta información queda impresa y puede generar creencias muy limitantes. De hecho cuando se insulta a otra persona es como si nos insultáramos a nosotros mismos.

¿Cómo hago para aliarme con mi mente?

Un buen ejercicio es grabarnos cuando estemos hablando con amigos o familiares para, posteriormente, prestar atención a lo que decimos y cómo lo decimos.

Si te das cuenta que la mayor parte de tu diálogo es muy limitante, puedes ir cambiando el modo en que te comunicas y verás cómo empiezas a estar mucho mejor contigo mismo.

Si entendemos que la mente inconsciente no sabe de ironías, será más sencillo utilizar bien el lenguaje.

Cuidar las palabras es muy importante para una buena salud y equilibrio.

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CAPACIDAD DE PENSAR

 

No soy mis pensamientos, yo soy el que pienso

En nuestra mente se cruzan miles de ideas, seamos conscientes de ello o no, y podemos llegar a tener 60.000 pensamientos al día.

Un estudio confirma que la mayoría son negativos. Los pensamientos negativos son aquellos que emiten un juicio negativo sobre los demás  o sobre nosotros mismos, y van acompañados de emociones dañinas como la ira, la rabia, el odio, la frustración y sobre todo el miedo. Estos pensamientos nos restan energía y pueden llegar a dañarnos tanto emocional como físicamente.

Cada pensamiento crea una energía y vibración que las personas de nuestro entorno captan a nivel inconsciente. Esta es una de las causas de los cambios de humor que a veces sufrimos sin darnos cuenta según con quien nos encontramos.

Considerando cómo los pensamientos afectan a nuestra salud y a las personas que nos rodean, es importante saber que todos somos responsables de los pensamientos que albergamos en nuestra mente en cualquier momento, y que tenemos la capacidad de pensar lo que deseemos.

¿Cómo elijo mis pensamientos?

Un buen principio es ser consciente de que «yo soy el que pienso», ya que en muchas ocasiones tenemos la sensación de ir en "piloto automático", y llegamos a pensar que son los pensamientos los que dirigen nuestra vida sin que podamos hacer nada.

Tomar consciencia de los pensamientos es cuestión de entrenamiento y una buena técnica es la meditación. Meditar es relajar la mente y tomar consciencia del momento presente y de las sensaciones que sentimos en nuestro cuerpo.

Ahora sabemos que somos nosotros los que generamos los pensamientos y podemos elegir lo que deseemos pensar. 

Con los pensamientos más inconscientes que nos limitan y nos llevan a situaciones dolorosas, también resultaría muy beneficioso cambiarlos. 

Si quieres cambiar este tipo de pensamientos que sientes que te limitan o incluso te perjudican, cuanta conmigo, dispongo de técnicas específicas y muy eficaces para realizar estos cambios generativos.

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DECISIONES

Decisiones y conflictos

Cuando se nos presenta una situación en la vida en la que tenemos que tomar una decisión importante y no tenemos claro cómo actuar, nos podemos encontrar ante un dilema.

Este tipo de pensamiento desencadena, a nivel mental, un debate interno entre las opciones que estamos barajando. Se valoran los pros y contras de cada una de las opciones, y con cada vuelta de tuerca, se va creando un estado de confusión mayor, y por tanto un mayor malestar. 

Pueden pasar días o incluso semanas hasta que lleguemos a una conclusión más o menos razonada, para finalmente tomar esa decisión. Y a veces ocurre que no se está seguro si se tomó la decisión más acertada y esto puede llegar a producir un estado de nerviosismo o ansiedad.

¿Cómo saber cuál el la mejor decisión?

Un aspecto a tener en cuenta es que normalmente sólo vemos dos posibles resultados o decisiones ante una situación y esto crea un conflicto en nuestra mente. Una buena manera de solucionarlo es valorar más opciones, de esta forma salimos del dilema y abrimos un abanico de posibilidades, deshaciendo el conflicto entre las dos partes.

También es importante saber que, en la mayoría de los casos, nuestro inconsciente tomó la decisión en el mismo instante en el que se formuló la propuesta. Lo que ocurre es que no somos conscientes de ese primer impulso o intuición que apareció y que de forma inmediata acallamos en nuestra mente.  Existe un ejercicio muy eficaz en PNL que consiste en acceder a ese instante y hacerlo consciente.

Una vez tomada la decisión, una manera de saber si esta es la correcta sería preguntar a nuestro cuerpo. Para ello, puedes cerrar por un instante los ojos, tomar consciencia de tu respiración y pensar en tu decisión... si sientes tranquilidad, tu pulso se relaja y tu respiración se va haciendo más profunda, sabrás que vas por muy buen camino.

Como vemos, si entendemos cómo funciona la mente, podemos vivir este tipo de situaciones como una oportunidad de aprendizaje, de toma de consciencia y conocernos mejor para actuar de una manera más óptima.

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