USAR «NO»

 

El uso del «NO»

Todos sabemos que el uso del «no» en una oración o frase hace que ésta se convierta en negativa y cambie su significado a lo opuesto. 

Pero, ¿sabías que nuestro cerebro no registra la palabra «no» en el contexto de una frase?.

Quizás la mejor manera de comprender su uso es mediante unos ejemplos y así podremos darnos cuenta de cuándo es más conveniente utilizarla.

Si alguien te sugiere: "no pienses en una manzana", y "no la visualices de color rojo", ¿qué ocurre en tu mente?, ¿te estás dando cuenta de lo que estaba sucediendo a medida que ibas leyendo?. Lo más probable es que instantáneamente te hayas puesto a pensar en una manzana y que al seguir leyendo la visualizaras roja. 

Seguramente, hasta que no has leído estas frases, no habías pensado en una manzana roja. Esto se debe a que la negación no se da en las experiencias primarias de las imágenes, sonidos o sensaciones.

Si te dicen: "no olvides comprar tomates cuando vayas al mercado", el cerebro escucha: "olvida comprar tomates cuando vayas al mercado", ¿te ha ocurrido alguna vez que se te olvidara completamente realizar alguna acción cuando te la han planteado de esta manera?, seguramente compraste todo menos los tomates. La manera óptima de decirlo sería: "recuerda comprar tomates cuando vayas al mercado".

Es habitual que quien escucha esa frase, para comprenderla, tiene que experimentar mentalmente cómo olvidar algo, por eso, si quieres conseguir un propósito en concreto, es más apropiado utilizar las frases en positivo.

Por tanto, si te dices a ti mismo: "no quiero enfermar", ¿cómo recibirá la información tu inconsciente?. Como ya hemos visto, tu mente lo traducirá: "quiero enfermar", y la imagen mental que se creará será la de enfermedad.

Es probable que ya puedas darte cuenta de cómo sacar buen provecho del uso del "no" en las comunicaciones contigo mismo y con los demás. 

Muchas personas aprovechan estos conocimientos para persuadir a otros sin que éstos sean conscientes de lo que está ocurriendo. Aunque el diálogo más importante que tenemos es el interno, así que me pregunto:

Y tu, ¿cómo te hablas?.

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EL PODER DE LA ATENCIÓN

Atención, intención y energía

La atención es de gran importancia ya que la usamos a diario, y se puede definir como la capacidad cognitiva que nos permite dirigirnos hacia ciertos estímulos y procesarlos para responder en consecuencia. Se puede decir que nos sirve para crear, guiar y mantener nuestro cerebro activo.

Por otra parte, la intención es el propósito o finalidad con que se procede para alcanzar una meta, y suele estar vinculada al deseo que motiva una acción. 

Según estas definiciones, queda claro que, tanto la intención como la atención, están vinculadas en nuestros procesos mentales.

¿Qué pasa cuando enfocas tu atención?

¿En alguna ocasión has fijado tu atención en algo en concreto y, como resultado, allá donde ibas lo encontraste?. 

Te lo explico con algunos ejemplos; cuando en la familia se está esperando un bebé, cada vez que sales a la calle te encuentras con mujeres embarazadas o con carritos de bebés; o si decides comprar un coche de cierta marca y modelo, allá donde vas ves ese vehículo; o si estás pasando por una enfermedad, de repente encuentras un montón de personas que también han pasado o están pasando por esa circunstancia.

Si te paras a pensar, seguro que encuentras mil ejemplos más como estos. 

Esto sucede porque al enfocar la atención en un aspecto determinado, inconscientemente, tu intención se dirige hacia ahí como si fuese un imán, al igual que la energía de tus pensamientos, de tal manera que pasa a convertirse en tu realidad.

Como puedes ver, quieras o no, seas consciente de ello o no, tu atención va intrínsecamente unida a tu intención y a la energía creadora de tus pensamientos. Por tanto, cuando comprendes cómo funciona este "poder" está en tu mano usarlo en tu mayor beneficio.

Por todo esto, te invito a que a partir de ahora, cuando pienses en algo que no sea beneficioso para ti, tomes consciencia y cambies el enfoque de tus pensamientos.

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IMAGINACIÓN Y REALIDAD

 La importancia de los pensamientos en nuestra realidad.

¿Qué es la Realidad?

Según la definición literal, Realidad es la existencia verdadera y efectiva de algo o alguien. El ejemplo que aparece es:  "la única realidad que conocía era su familia y su trabajo".

Como vemos en el ejemplo, para cada persona, la realidad puede ser diferente según sus experiencias y vivencias, que a su vez vienen condicionadas por sus conocimientos y creencias.  Esto significa que cada individuo percibe la realidad de una manera única.

Todo lo que percibimos pasa por unos filtros internos en nuestra mente y queda registrado en la memoria, luego accedemos a ellos a través de los pensamientos. Al recordar lo vivido,  de toda la experiencia, únicamente recordarás lo que más captó tu atención y las sensaciones que sentiste en aquel momento. Esto nos da una versión muy sesgada de lo que ocurrió en realidad y, además, con el tiempo esta información se va distorsionando más y más. 

Con esto quiero explicar lo alejados que podemos estar de la realidad incluso cuando estamos presentes en un acontecimiento.

¿Qué pasa cuando imaginamos?

Cuando hay una falta de información ante lo que estamos viviendo, nuestra mente activa todos sus recursos para rellenar los huecos que desconocemos y empezamos a imaginar lo que ha pasado en lugar de preguntar.

Una vez nos hacemos la imagen mental de lo sucedido, para nuestra mente es real, aunque diste mucho de la realidad. Y la tendencia habitual es imaginar la peor de las escenas posibles, ¿os suena alguna de estas frases?:

"Llevan cinco horas de viaje y no han contactado, ¿les habrá sucedido algo?", "No me saluda, estará enfadado conmigo", ...

Es por este motivo que en la mayoría de las ocasiones sufrimos más por lo que imaginamos que por la realidad en sí.

Con esta reflexión te invito a que empieces a ser consciente de tus pensamientos, de tal manera que puestos a imaginar, qué tal si imaginas en positivo y así dejarías de sufrir de antemano por situaciones que posiblemente nunca se darán.

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